Han pasado semanas y no me he dado el tiempo de analizar todas las cosas que he vivido y he disfrutado los últimos meses,
desde mi crecimiento espiritual, sentimental y profesional... hasta las cosas más simples como decidir si quiero galletas de vainilla o chocolate...
Sí, las había dejado por un tiempo, pero he regresado a la adicción...
Dios sigue siendo bueno conmigo, pone sus fichas, yo elijo, él responde positivamente y yo agradezco de manera infinita.
Mientras me siga dando fuerzas para salir adelante y ayudar a quienes me rodean, aquí seguiré dando "lata".
Soy feliz durmiendo hasta tarde preparando la clase, despertando a las 5:30 a.m. y atendiendo a mis 41 hijos, y más feliz soy cuando veo sus resultados... cuando siento que lo que les doy, les es útil...
Soy feliz cuando volteo a mi alrededor y me doy cuenta de que lo que hago, lleva plasmado mi sentimiento...
Las situaciones se ponen y a mi me toca "ceder".
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